Imaginad por un momento vivir una vida entera sin saber que
no has vivido en absoluto. Enterarte al final de tu insignificante existencia
que has desperdiciado todo tu tiempo en algo tan banal como vivir una vida
condicionada por lo que los demás piensan que está bien o mal.
Esta mañana me miraba en el espejo y contemplaba mi reflejo
con pena y rabia. Pena por la carencia de vida que veía en esa persona que
observaba. Rabia por la impotencia, presente y pasada, que me afligía ante mi
insulso destino. Un destino escrito en una piedra tan negra como el carbón más
oscuro. Mi cuerpo ya no era igual de joven que años atrás, mi rostro ajado y mi
cabello ralo ¿Dónde había quedado aquel que había sido antaño? Solo he estado perdiendo el tiempo.
Todos los días la misma rutina, trabajando en algo que no me
llena, comiendo comida precalentada, bebiendo cerveza barata. Sin amigos, sin
amores, sin familia. Mi única compañía es una vieja gloria venida a menos que
vive dos pisos encima del mío y la cual permite que me meta en su cama si después
le dejo una propina en su mesilla. Una compañera que comparto con mi vecino del
segundo, del quinto y quien sabe que más sabandijas sin escrúpulos fuera de
este edificio de mala muerte se dejan arrastrar por sus desgastados y baratos
encantos. Tal vez debería comprar un
perro.
Así que hoy, cuando ha sonado ese endemoniado aparato que
todos llaman despertador, me he levantado, he ido directo al baño como de
costumbre y cuando he visto mi reflejo la realidad me ha golpeado de lleno. No
quería seguir viviendo esta vida de soledad y pobreza. Mi verdadera naturaleza
afloró y vi en lo que realmente me podía convertir. Los héroes siempre eran los
que salían ganando en las historias, pero a mí nunca me gustó la idea de ponerme
mallas. No, no era un héroe lo que quería ser, no podía, mi ambición es
demasiado oscura. Yo sería un villano, uno terrible. El peor villano de todos
los tiempos. Uno que ningún héroe pudiese detener y tenía el plan perfecto. Un
plan que me permitiría dominar el mundo, esclavizar a mis semejantes. Hacer que
todos aquellos que se habían burlado de mí sufrieran por ello. Nadie podría pararme.
Salí de mi desvencijado apartamento dispuesto a comenzar las
bases de mi plan perfecto. Lo primero, ante todo, compraría una piña, puede que
no sea clave para el plan pero me encanta la piña. En el futuro obligaría a
todos a comer piña pero ese es otro tema. Estaba tan eufórico por mi nuevo
futuro que no me fijé en el escalón roto de la escalera hasta que fue demasiado
tarde.
Tardaron tiempo en encontrarme al pie de las escaleras del
tercer piso. Me trasladaron en ambulancia al hospital donde me encuentro ahora
postrado en una cama, conectado a diferentes maquinas que me mantienen con vida
a duras penas. Esto no entraba dentro de
mi plan maestro. Había sobrevivido de milagro, según decían los doctores,
los cuales podía oír perfectamente desde mi estado de inconsciencia
involuntaria. Aunque esto solo era un ligero traspié en mi plan, nunca mejor
dicho. Sería paciente y lo planearía hasta el ínfimo detalle, paso a paso y,
cuando me despertase, el mundo conocería el verdadero terror. Rezarán para que
sus héroes de cuentos cobren vida y me detengan porque no habrán conocido a
nadie tan malvado como yo... después de comerme una piña y adoptar a un perro.
Muy bien gestionado el relato. Veo que tu proyecto de supervillano tardará en arrancar as causa de la convalecencia, lo siento por él, tenía buena pinta...y encima le gusta la piña y los perros, como a mí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Intento hacerme seguidor pero google no me deja, me pasaré mañana de nuevo.
Gracias Francisco!! A mí también me encantan los perros pero la piña ya no tanto, por eso se la puse a mi villano porque si me obligaran a comerla...xD
EliminarGoogle suele fallar, no te preocupes, me alegra leer tu comentario!!
Un abrazo ;)
Ha empezado fatal el pobre...xD
ResponderEliminarMe ha gustado tu frase, si que es verdad que, aunque algunos sea más fácil y otros más difícil, nadie tiene un corazón inalcanzable.
Muchas gracias por leerme y comentar!!
Un saludo ;)
Excelente Agustín. Buen planteamiento mostrándonos como se forja un villano partiendo de un hombre corriente asqueado con su vida ordinaria. A decir verdad, la reflexión frente al espejo la hemos hecho todos alguna vez en nuestra vida. El pobre tiene tan mala suerte en la vida que hasta un accidente trunca su plan de conquistar el mundo…jajaja.
ResponderEliminarEl toque de humor de la piña (Referencia que me ha parecido muy “Grouchiana”) es genial para romper el aire trágico del relato, proporcionándole un aroma agridulce, precisamente como el de la fruta a la que haces mención.
Felicidades.
Muchísimas gracias Oscar!!:)
EliminarTenía claro el accidente desde que empecé el relato pero reconozco que lo de la piña se me ocurrió en el momento justo que me imaginaba a mi futuro villano iniciando su plan y me encanta como queda jeje
Muchísimas gracias por tu comentario otra vez y por las felicitaciones!!
Un abrazo. ;)
Pobre, con lo bien planeado que lo tenía. Y ahora tendrá que esperar par comerse esa piña.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un besillo.
Es lo que le toca pero no pierde su esperanza, ahora tiene un propósito en la vida, comerse esa piña y dominar el mundo.
EliminarSi despierta algún día!!jaja
Un beso!! ;)
Que bueno, alguien a quién le guste la piña no puede ser bueno, a mí me causa alergía... ¿o seré yo el malo?
ResponderEliminaren fin, excelente relato!!
Saludos.
Seguro que tú no eres el malo Andrés, a mí no me da alergia pero tampoco me gusta!!jaja
EliminarMuchísimas gracias por tu comentario!!:)
Un saludo.
¡¡Me ha encantado tu relato!! Lo de la piña y el perro me ha llegado al alma, y mira, aquí estoy sonriendo ante la pantalla. Me ha gustado mucho leerte, volveré por aquí. Un beso, Agustín
ResponderEliminarMuchísimas gracias Chari!! Cuanto me alegro que estuvieras sonriendo ante la pantalla!! :)
EliminarEres bienvenida cuando quieras por aquí!!
Otro beso para ti!! ;)
¿Qué te digo? jeje Me ha encantado, con piña incluida. =)
ResponderEliminarUn saludo. :)
Pues si te ha encantado para mí es más que suficiente Sole!! :D
EliminarMuchas gracias por tu comentario!!
Un saludo. ;)
Qué mala pata! Con lo bien que había planeado todo.
ResponderEliminarMenos mal que deja una puerta abierta a su cambio de vida. jejeje
Me ha gustado mucho y me ha alegrado lo del traspiés. Seguro que ser malo no le habría llenado del todo y tendría graves encontronazos con su conciencia. Un abrazo Agustín.
Muy mala pero él la esperanza no la pierde aun!!jaja
EliminarMe alegra que te haya gustado Mercedes y es posible que tengas razón y que su conciencia no fuera malvada, si algún día despierta lo comprobaremos. jeje
Un abrazo!! ;)
Original, divertido y sorprendente. Uno no espera una cavilación sobre el deseo de ser villano, y mucho menos proveniente de un hombre amante de los canes y las piñas, y para postre, un batacazo y al hospital. Dudo que se pueda igualar este relato, por su frescura e inusual puesta en escena. Buen trabajo, Agustín.
ResponderEliminar¡Abrazo, Compañero!
Muchísimas gracias Edgar!!! Tu comentario me deja sin palabras y eso es nuevo para mí!!jaja
EliminarSolo puedo decir que me alegra que te parezca divertido, que sorprenda y además te parezca original. No puedo pedir más!! :)
Así que te doy las gracias otra vez y las veces que hagan falta porque me siento agradecido por tus palabras, compañero!!
Un abrazo. ;)
Doy fe de lo que dice Edgar, jeje ;)
EliminarMil gracias Soledad!!!jaja
Eliminar:D :D :D
Muy bueno Agustin, :)
ResponderEliminarUn inicio introspectivo que le lleva a replantearse su meta en la vida, ser el mejor villano del mundo, lo que no contaba es en su mala suerte, jeje
Ahora tendrá tiempo para pensar en su plan maestro.
Un saludo!!!
Muchas gracias Irene!! Ahora tiene todo el tiempo del mundo para perfeccionar su plan si algún día consigue empezarlo!!jeje
EliminarUn saludo!! ;)
Buenísimo, Agustín. Me has sacado varias sonrisas con tu relato.
ResponderEliminarMe dieron ganas de una piña.
Abrazo!
Me alegro Federico y muchas gracias por tu comentario.
EliminarOtro abrazo para ti!!
;)