viernes, 31 de julio de 2015

Como una bestia dormida.

Como una bestia dormida estaba mi corazón inalterable, inalcanzable.
Una bestia de sueño perpetuo, durmiendo en la más profunda de las oscuridades. Palpitante, vivo pero eternamente aletargado, era tan sereno como implacable. Alimentado de su propia oscuridad, dejando un rastro de soledades. Su ritmo hipnótico y relajante como las olas del mar. Sus garras capaces de destrozarte, no el cuerpo si no el alma. Una bestia que estaba mejor dormida que despierta.

Sin embargo, me pregunto que tipo de magia insondable has utilizado para domar a esta bestia que en mi habita. Despertarla sin enfurecerla y controlarla sin doblegarla. Que bailas a mi ritmo, lento, torpe y soy capaz de seguirte los pasos. Por primera vez soy yo el guiado en lugar del que guía. Tal vez eso evite que siempre coja el camino equivocado. Tal vez eso permita que esta bestia, que ni yo mismo controlo, pueda sentir algo al fin y al cabo.

Mi corazón ha sido despertado y solo puedo preguntarme que tipo de corazón es el que tú tienes que es capaz de calmar ese instinto destructivo que en mí siempre ha existido.

¿Que tipo de corazón es capaz de guiarme a través de mi propia oscuridad?

Temo la respuesta, pues solo puedo pensar que alguien que conoce tan bien la oscuridad es porque ya ha estado antes en ella.
Y al rato me doy cuenta de que no me importa. Que si tu corazón es más oscuro que el mío seremos dos corazones que bailan en la oscuridad. Porque solo tú te has ganado el derecho a destrozarme, a partirme en mil pedazos y hacer con ellos lo que quieras.

Porque has visto lo peor de mí y no has huido. Porque te enfrentaste a la bestia y has ganado. Sin duda, me has ganado.


jueves, 9 de julio de 2015

Mi antídoto.

Mi mente tiene la extraña y asombrosa capacidad de absorber todo lo que la rodea. No presumo, es así. Supongo que es algo que muchos entenderéis de lo que estoy hablando. Ver más allá de lo que tenemos delante, oír más allá de lo que dicen las palabras y sobre todo sentir más, mucho más, que lo que el corazón es capaz de soportar. Lo bueno de esto es que absorbes colores que no encuentras en una paleta de pintar. Lo bueno de esto es que quizás escuches sonidos que otros no son capaces, pero como todo en esta vida no puede haber luz sin oscuridad y si todo esto es lo bueno ¿Qué es lo malo?

Lo malo es todo el veneno que nos rodea últimamente y que nos puede contaminar por dentro. Somos como esponjas y como esponjas absorbemos y si es veneno lo que nos rodea, por mucho que queramos evitarlo, veneno tragaremos. El veneno nos enferma, nos quita la salud y nos vuelve débiles e indefensos. Nos corroe por dentro nos lastima y lo peor de todo hace daño a los que nos rodean y los contagia haciendo que crezca, que se expanda.

Por suerte para todo veneno hay un antídoto. Un antídoto sirve para contrarrestar o neutralizar sus efectos. Lo complicado es acertar con el adecuado. Algunos lo encuentran en algún tipo de actividad que mantenga su mente ocupada, otros en todo lo contrario, buscan el momento y el lugar donde más relajados puedan estar y se quedan ahí hasta que los efectos del veneno desaparecen. Hay quien decide tragarse el veneno y confiar en que podrá combatirlo, rechazarlo, ser inmune y hay quien prefiere expulsarlo sin importarle a quien pueda salpicar al hacerlo.


Odio el veneno, ese veneno que nos cambia sin que nos demos cuenta desde lo más profundo de nuestras mentes y nuestros corazones. Es peligroso, es dañino y no me gusta, pero si nunca me hubiera envenenado jamás habría descubierto mi antídoto. Tal vez lo habría descubierto pero no me habría dado cuenta de lo que mi mente es capaz de conseguir cada vez que le ganaba la partida al veneno. 

Porque mi antídoto es escribir. 

Es algo que siempre he sabido pero que todavía no he comprendido del todo. Escribir me calma cuando mi mente está agitada. Escribir es lo que hace que sea como soy. Si no pudiera escribir cada vez que algo me envenena no sé si sabría afrontarlo de la misma forma. Lo que si sé es que después de un mal día, y aunque solo sea una frase o una línea, escribir es lo que necesito antes de dormir.