Érase una vez, en un fantástico mundo, un soñador sin
sueños. Este soñador vivía atormentado pues todo el mundo le decía que no podía
ser un soñador si no soñaba y él por más que lo intentaba nunca lo conseguía.
Lo intentaba durmiendo pero su mente permanecía apagada. Después intentó
hacerlo despierto pero jamás tuvo ningún anhelo. Su familia lo llevó a un
curandero para saber que le ocurría al joven soñador y el curandero confirmó
que el joven padecía una terrible enfermedad. Había nacido sin imaginación.
—Pero no es posible—replicó la madre del joven—. Al nacer me
dijeron que era un soñador.
—Señora—empezó convencido el curandero—. Antes verá un sapo
hablar que a su hijo soñar.
La familia, desconsolada, intentó buscar otro posible futuro
para su hijo, puesto que no podría ser un creador de sueños si no tenía imaginación, pero no encontraron nada que al joven se le diera bien. Era un joven realista
en un mundo de fantasía. Solo creía en lo que podía ver, tocar, sentir y nada
de lo que decían que había a su alrededor era como el lo veía, lo tocaba o lo
sentía.
Un día paseando por la playa encontró una botella de
cristal sobre la arena, recién traída por las olas del mar. Abrió el tapón de
la botella para mirar en su interior pero estaba vacía.
—¿Qué has hecho?
El joven se giró sobresaltado al escuchar la voz de una
joven del cabello del color de la arena y los ojos del color del mar.
—Has abierto la botella y ahora el sueño que estaba ahí
guardado se ha perdido.
El joven volvió a mirar el interior de la botella guiñando
un ojo.
—Está vacía.
—Claro que lo está, al abrirla el sueño se ha escapado.
—Ya estaba vacía antes, no salió nada de aquí.
—¿Es que no lo has visto?
El joven lo negó, moviendo la cabeza, algo avergonzado. Tal
vez fuera el color de sus mejillas al sonrojarse lo que hizo que la joven se
enamorara de él en ese instante y aunque el joven seguía sin poder soñar eso no
impidió que el también se enamorase de ella.
Vivieron una vida entera uno junto al otro y aunque el soñador
no pudo nunca crear sus propios sueños su amada mujer los creó con él. Crearon
una preciosa casa donde vivir. Crearon una hermosa y gran familia. Crearon una
enorme finca donde criaron a sus hijos y donde malcriaron a sus nietos. Todo
fue como debería ser hasta que un día la mujer, ahora con pelo cano y los
mismos ojos azules que antaño, cayó muy enferma.
—Ojalá pudiera hacer algo por ti—decía el, ahora anciano,
soñador.
—¿Más?—preguntó extrañada—. La gente dice que no eres un
soñador porque no sueñas y sin embargo fuiste capaz de hacer todos mis sueños
realidad. Créeme eres el mejor soñador de todos.
El anciano preguntó llorando a su mujer.
—¿Con que sueñas ahora?
—Sueño con el día que nos conocimos—dijo ella mirando la
botella que años atrás encontraron en la playa y que ahora adornaba encima de
la chimenea de su cuarto—. Sueño con conocernos de nuevo.
El anciano sonrió, se acercó a la botella y le hizo el último
regalo a su mujer. Guardó ese sueño en el interior de la botella para que fuese
eterno. Y así su pequeño deseo permanecería en el interior de esa botella, hasta
que él la encontrase de nuevo.
Ay, qué precioso relato. Me ha emocionado, y yo no soy de lágrima fácil. Me ha gustado muchísimo, y espero que tengas mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarMil besos, Agustín
Cuanto me alegra que te haya emocionado Chari, ya por eso ha merecido la pena escribirlo!!! :D
EliminarMuchas gracias y mil besos para ti también!! ;)
¡Es precioso! Se me han puesto los pelos de punta.
ResponderEliminarEstá lleno de soñadores y de emociones. El romanticismo lo impregna todo.
Precioso.
Un besillo.
Muchas gracias María, me alegra saber que esta lleno de soñadores porque esa es la impresión que me dio la imagen de la botella!! :)
EliminarUn beso ;)
Un emotivo relato que te hace soñar con los sueños reales y cotidianos al alcance de todos.
ResponderEliminarEstupendo compañero.
Un abrazo.
Si un soñador que no podía soñar y aun así hizo realidad los sueños de su amada hasta el último!! ;)
EliminarMuchas gracias Francisco, otro abrazo para ti!! ;)
Un relato precioso, Agustín, cargado de emoción y buenas intenciones.
ResponderEliminarAbrazo!!!!
Muchas gracias María Jesús!! Me alegra que te haya gustado el cuento!! :)
EliminarOtro abrazo para ti!!!
Muy bonito y original. Funciona muy bien como cuento lleno de optimismo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Alejandro!! Me ha alegrado saber tu opinión!! Un saludo ;)
Eliminar¡Qué bonito, Agustín!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Tu prota es una persona especial, porque especiales son aquellos capaces de hacer felices a otros.
Un abrazo y suerte con el concurso.
Muchas gracias Sue!!
EliminarEstoy de acuerdo contigo, esas personas que son capaces de hacer felices a los demás son personas muy especiales!! :)
Otro abrazo para ti!!
;)