martes, 8 de septiembre de 2015

Hoy la luna sonríe.

Se han terminado mis queridas y tan ansiadas vacaciones y empieza el periodo de adaptación a la rutina de los estudios y el trabajo. Por lo pronto me lo he tomado con buen humor, aunque parezca imposible pero es que he vuelto con las pilas bien cargadas y la mente despejada. Me he cortado el pelo porque me hacia falta y ahora, cuando voy por la calle, voy en plan presumido mirándome cada vez que paso cerca de una superficie reflectante (llámalo espejo, escaparate o charco de agua incluso).

Bromas a parte, es bueno hacer cambios que nos motiven a comenzar con ganas el retorno a nuestra vida cotidiana. En mi caso no fue por esa razón pero he de admitir que “un cambio de look” siempre ayuda.

Como vengo con la cabeza despejada, tanto de pelo como de ideas, y con las pilas cargadas me he propuesto crear esta nueva sección del blog que voy a llamar “El consejo del día” o algo parecido (estamos trabajando en ello). La sección consistirá en añadir una nueva entrada siempre que se me ocurra un nuevo consejo que me haya ayudado en mí día a día y que quiera compartir por aquí.

Por ejemplo, mi consejo de hoy y casi os puedo asegurar que será el que tenga en mente toda la semana es que no sintáis pena por lo que termina, ni miedo por lo que está por comenzar.

Lo típico de cuando una puerta se cierra otra se abre, pues es así de simple. Este consejo surge a raíz de mis vacaciones que han sido tan estupendas que no puedo evitar sentirme triste porque terminen pero seguro que si duraran eternamente necesitaría unas vacaciones de mis vacaciones. Y por supuesto no dejéis que el miedo os impida comenzar algo nuevo, como una relación, un trabajo o un nuevo curso porque las cosas no ocurren si uno escapa de ellas.

Así que aquí me tenéis, un experto de nada dando consejos de todo que aunque no sabe si serán buenos si que cree en ellos, porque os aseguro que fueron, son y serán aplicables en cualquier momento de mi vida.

Y dejo ya de escribir que yo tiendo a irme por las ramas y me despisto con facilidad. Como con la mosca que acaba de pasar por mi lado, la he seguido hasta la ventana (he mirado mi pelo en el reflejo), la he dejado salir y he visto la luna en lo alto del cielo rodeada de estrellas, y ahí me he quedado hipnotizado viéndola. Y a pesar de que la noche se acaba cuando un nuevo día comienza, hoy la luna sonríe antes de dormir.


2 comentarios:

  1. Me ha encantado tu relato , seguiré tu consejo , me hacen falta muchos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo algunos en la recámara solo que no he tenido tiempo de prepararlos para escribirlos en el blog.
      Me alegra que te gustase este María, un saludo!! ;)

      Eliminar